Una entidad cooperativa de Villa Mugueta que hace algunos años estuvo al borde de la quiebra no sólo logró salir a flote, sino que ahora desarrollará un emprendimiento productivo que se traducirá en casi una veintena de fuentes de trabajo para esta pequeña localidad del departamento San Lorenzo donde viven poco más de 2.300 habitantes, a 60 kilómetros de Rosario.

Se trata de una fábrica de ataúdes que, de no mediar imprevistos, se pondrá en marcha en septiembre próximo para cubrir demandas a nivel local, regional y nacional, aunque sin descartar la posibilidad futura de ganar mercado en el exterior.

La iniciativa impulsada por la Cooperativa de Servicios Públicos de Villa Mugueta, prevé la instalación de dos plantas productivas en galpones que alquiló y de los cuales en uno funcionó una industria de muebles que cerró hace poco a causa de la crisis.

A la maquinaria existente en ese amplio inmueble ubicado a la vera de la ruta provincial 14, que atraviesa la localidad, se sumara tecnología de última generación que ya fue adquirida para también ser afectada al trabajo de la madera con que se construirán los féretros.

Allí también habrá un sector destinado a la confección de las telas para las blondas de los ataúdes cuyas tapas y cajas internas metálicas serán fabricadas en la otra planta establecida sobre calle Reconquista casi Alberdi.

Para dar empleo

«Este emprendimiento no está pensado para ganar dinero, sino que surge ante la necesidad de trabajo que hay en nuestro pueblo, razón por la cual nos pareció viable optar por esta idea que generará entre 15 y 20 puestos laborales», explicó ayer a LaCapital el gerente de la cooperativa, Sergio Sierra, para sintetizar el espíritu del proyecto.

En esa dirección explicó que del volumen producido una parte será absorbida por la entidad para volcarla al servicio de sepelio que brinda la institución mientras que el resto será comercializado en la región y otras localidades santafesinas y del resto del país.

Sierra indicó que «posiblemente a la cooperativa sólo le quede (como utilidad) los ataúdes que utilice, pero el objetivo central que se propuso es abrir una fuente de trabajo pensando en el futuro fundamentalmente de jóvenes que al no encontrar oportunidades optan por irse del pueblo».

Y en ese sentido sostuvo que «si bien en este momento económico complejo que se vive en el país resulta más rentable la especulación financiera que la producción estamos convencidos que la responsabilidad cooperativa es velar por el compromiso social y apostar al desarrollo de la comunidad como lo estamos haciendo».

Perspectivas de desarrollo

La fábrica producirá inicialmente unos 600 féretros mensuales con buenas perspectivas de potenciar las operaciones productivas con el correr del tiempo, lo que de concretarse posibilitara tomar más mano de obra local.

Sierra detalló que «si bien hacer ataúdes significa un trabajo bastante artesanal, lo cierto es también que demanda de tecnología especial, que compramos, e incluso algunas de las máquinas fueron reformadas en talleres locales para las pruebas de puesto a punto que ya se están haciendo en la fábrica para dejarla en condiciones de funcionamiento».

El emprendimiento demandó una inversión millonaria que es afrontada con recursos propios que la institución fue generando luego de superar la difícil situación financiera y económica que atravesó en 2011, cuando estuvo a punto de desaparecer.

Su difícil momento derivó en un cambio de conducción que con esfuerzo, austeridad y dedicación allanó el camino hacia la recuperación de la entidad que pudo visibilizar sus primeros resultados en la modernización del parque automotor y mejoras en la calidad de los servicios que presta, especialmente el de luz cuya tarifa equiparó, después de años, a la aplicada por la EPE.

Con recursos genuinos

Sierra recordó que «desde que nos hicimos cargo de la administración en 2011 no se sacó ningún crédito; todo se hizo con recursos genuinos al igual que la instalación de esta fábrica que además de implicar una importante inversión significa un gran desafío más aún en estos tiempos donde no se estimula la producción y vemos como cierran industrias».

No obstante ello se mostró confiado en el éxito de la iniciativa que se convertirá en realidad «dentro de dos meses aproximadamente», estimó Sierra al tiempo que destacó el compromiso del personal de la cooperativa y del consejo directivo que presidio hasta el año pasado cuando fue designado como gerente.

«Lo que pasó fue terrible, al punto de haberse planteado en una asamblea realizada ya hace ocho años la intención de cerrar esta institución histórica, pero un grupo de personas asumimos el compromiso de ponerle el pecho y salimos adelante con sentido cooperativo y el acompañamiento de diferentes actores a pesar de los escollos de todo tipo que tuvimos en el camino».

«Hoy —añadió— la cooperativa está estabilizada, cumple con el pago de la deuda heredada de la administración anterior y, entre otros adelantos, logró que los usuarios paguen lo mismo que los consumidores de la EPE ya que cuando esta gestión arrancó en 2011 acá la tarifa era un 170 por ciento más cara».

Todo se puede acomodar

Sierra sostuvo que «lo sucedido en Villa Mugueta a partir de una mala conducción vació una cooperativa puede pasar en cualquier localidad, pero lo más importante es saber que con trabajo y honestidad todo se puede acomodar».

La cooperativa que está construyendo la fábrica de ataúdes además de prestar los servicios de energía eléctrica, agua potable, sepelio, venta de nichos, telefonía celular y gas natural sumará también el de enfermería domiciliaria las 24 horas para lo cual está construyendo la central de atención.

«La nueva fábrica no está pensada para ganar dinero, sino por la

necesidad de trabajo que hay en el pueblo».

Fuente: Diario La Capital.