Una de las mayores satisfacciones para quienes integran una cooperativa de servicios es comprobar que, además de las prestaciones que brindan a diario, logran plasmar su función social con acciones concretas que dejan huellas en su comunidad.
Desde la Federación Santafesina de Cooperativas de Electricidad, Obras y Servicios Públicos (FESCOE) queremos visibilizar y poner en valor el rol protagónico que nuestras cooperativas asociadas cumplen en las distintas localidades santafesinas en la promoción y concreción de los principios cooperativos mediante distintas iniciativas.
Un ejemplo de esto es el Equipo Interdisciplinario de Apoyo Escolar que desde hace 28 años impulsa la Cooperativa de Provisión de Energía Eléctrica de Chabás con un trabajo sostenido de profesionales de la educación y la salud mental que hace un gran aporte a la socialización de niños y niñas de esa localidad en ámbitos conocidos por todos como La Casona y la Huerta.
“Las escuelas de Chabás tenían la necesidad de contar con un apoyo psicológico, fonoaudiológico, y pedagógico adicional para los alumnos. Surgió así, por parte de un grupo de consejeros de la Cooperativa la idea de ofrecer una respuesta a esa demanda. Así nació lo que acá conocemos como El Gabinete”, explica Ariel Mancini, Gerente de la Cooperativa, quien cuenta con orgullo que su abuelo integró el Consejo que promovió esta iniciativa.
El Equipo Interdisciplinario de Apoyo Escolar no sólo cumplió con los objetivos iniciales sino que superó las expectativas y siempre trabaja en pos de nuevos desafíos para ampliar los beneficios de su labor.
«Es un orgullo que 28 años atrás nuestros cooperativistas se hicieran eco de una inquietud y plasmaran un espacio de contención y ayuda para niños en edad escolar. Creo que no dimensionaron el resultado de lo que se propusieron en ese momento», dice Adriana Frulla, presidenta de la Cooperativa.
Al valorar el rol que cumplen cada uno de los espacios de trabajo del Equipo, sostiene: «Hemos participado en La Casona de los Chicos de los encuentros que realizan y pudimos ver como las familias logran una verdadera comunión entre sí y se fomentan los valores cooperativos».
Y agrega que algo similar ocurre en La Huerta, donde los chicos producen sus propios alimentos hortícolas, hacen encurtidos que sus mismas familias consumen y que, en parte, destinan a la venta. «En este proceso ellos comprenden mucho de los valores del cooperativismo como son la ayuda mutua, la solidaridad, la responsabilidad. O sea que también se los educa en la noción de cooperativa», dice.
Frulla remarca el vínculo que se logra entre la Cooperativa, las escuelas, el equipo y las familias de los niños y afirma que los lazos se sostienen en el tiempo. «Hay chicos que dejan de participar de La Casona y siguen visitándola o se acercan ya adolescentes para plantear problemáticas particulares. Y también tenemos el caso de otros que pasaron por la Casona y que hoy son docentes dentro del equipo del Gabinete», concluye.
La labor del Equipo explicada por su coordinador
El psicólogo Osvaldo Cóceres, quien coordina el equipo interdisciplinario que actualmente cuenta con unos 100 chicos y chicas participando de las distintas actividades, nos cuenta cómo se involucró en este proyecto, cómo es el trabajo que se realiza y el rol que cumple en la comunidad de Chabás.
“Esta experiencia comenzó hace 28 años, cuando fui citado por la Cooperativa a una reunión con los directivos de la escuela, miembros de la Comisión Directiva y autoridades escolares a partir de una experiencia previa que yo había realizado en otro lugar. Con un gran espíritu cooperativo y comunitario, fui convocado por las escuelas primarias de la localidad para ver qué tipo de actividad de sostén y apoyo a los alumnos se podía dar atento a los problemas de aprendizajes que había en ese momento. Ya venían trabajando tres maestras con un caudal importante de alumnos con una labor similar a la de una maestra particular, pero impulsado desde la Cooperativa. Cuando llegué a Chabás -porque yo soy de Rosario- me interioricé sobre lo que se venía haciendo y les propuse unos seis meses de prueba para ver si yo podía responder a lo que ellos estaban buscando. Así comenzó este camino que venimos recorriendo.
—¿Por qué en Chabás el Equipo Interdisciplinario de Apoyo Escolar es conocido como “El Gabinete”?
—Es algo a lo que me opongo, pero sé que se instaló eso y así se lo denomina. Pero, lo correcto es referirse a esto como Equipo Interdisciplinario, porque es un trabajo integral con el objetivo de abordar la problemática de los niños en la escolaridad primaria, pero siempre vinculada al contexto social, al de la escolaridad, y al familiar. Y la diferencia es que los gabinetes suelen trabajar focalizados en el niño sin atender tanto a su entorno. Además, la noción de gabinete suele estar instalada como un espacio al que iban los niños con problemas, algo que es discriminatorio y estigmatizante. Y nosotros no queríamos eso.
—¿Cómo comenzaron a trabajar?
—Los primeros pasos tácticos consistieron en vincularnos con las distintas escuelas, tener presencia allí, que las maestras conozcan nuestros objetivos. En ese momento trabajábamos con cuatro escuelas primarias (dos estatales y una privada en el pueblo, y otra en la zona rural). La idea que sostuvimos en el equipo es la de contar con una maestra por escuela. Eso nos permitía tener un vínculo con las escuelas. Es decir: cada escuela tenía una maestra designada en el equipo. Eso lo mantenemos hasta ahora. A eso se incorporó una psicóloga y una fonoaudióloga. Con ellas, las maestras, y yo, como coordinador, conformamos el equipo básico. Transitoriamente, de acuerdo a las necesidades, incorporamos a otros profesionales.
—¿Con qué criterio o lineamiento teórico trabajan desde el Equipo?
—Trabajamos sobre la base de un criterio fundamental: Yo soy psicólogo egresado de la UNR y tengo formación en psicología social pichoniana (por Pichón Riviere). Sobre esos criterios teóricos hemos armado nuestra práctica. Los docentes que ingresan al equipo y los demás profesionales pretendemos que estén en sintonía con estos criterios teóricos y de orientación para la práctica. Se basa en trabajar abordando al niño no como un caso-problema sino como un niño situado en cuestiones problemáticas, en un contexto socio-familiar del cual es emergente, como también es emergente de las problemáticas pedagógicas. En ese marco, en esa complejidad nos hemos ido instalando en nuestro trabajo. Necesariamente, este es un trabajo integral, porque involucra a tres ejes: el niño, la escuela y la familia. Y en eso está el contexto social operando constantemente. Operativamente, todos los años buscamos hacer un diagnóstico situacional. Es decir, al cierre del año hacemos una evaluación de cómo fue ese año en relación a cómo lo hemos planificado, qué encontramos y qué no teníamos en cuenta. Y así planificamos el año siguiente haciendo un diagnóstico situacional social.
—¿Cuáles son las actividades que desarrollan y en qué espacios se llevan a cabo?
—Todo lo hacemos por fuera de las escuelas. Nosotros tenemos dos lugares físicos: uno es “La Casona de los Chicos”, que está al lado de la Cooperativa y es un espacio que ellos nos dieron para trabajar. La Casona es una casa antigua bien instalada para poder hacer nuestro trabajo, con habitaciones y aulas. Allí, los chicos vienen acompañados por sus padres, que los dejan para que trabajen con nuestros equipos. Trabajamos con niños de primero a cuarto grado. Este es un espacio donde se trabajan cuestiones pedagógicas vinculando a las escuelas con las maestras de nuestro equipo. Y el otro espacio es “La Huerta de los Chicos”, que es un espacio de 50 x 60 metros destinado a chicos de más de 10 años y hasta séptimo grado que deseen participar, o si la maestra o los padres piden que se incorporen. Allí trabajan la tierra, cuestiones vinculadas a la producción hortícola. Guiados por un técnico, realizan la labranza, las actividades de la tierra y el cultivo, y también trabajamos la grupalidad, las relaciones.
—¿Y cómo abordan las problemáticas pedagógicas, de conductas y de los vínculos sociales de los chicos?
—El docente es quien considera si sería conveniente que ese niño haga la experiencia con nosotros. Aquí tenemos que estar atentos a los criterios de las docentes. Cuando el niño hace el proceso con nosotros, vamos analizando su situación. Entendemos que el aprendizaje va más allá de saber leer o escribir. Es más complejo. Trabajamos con un criterio que es trabajar dialécticamente entre posibilidades y obstáculos: todos tenemos obstáculos en los aprendizajes, pero también tenemos posibilidades. Nosotros, asentados en las posibilidades vamos a tratar de vencer los obstáculos. A veces, esos obstáculos se expresan de forma compleja. Y hay veces en que hay problemas que se tipifican como “de conducta” y que son vinculares, que hacen que el niño no preste atención o que se manifieste rebelde. Esas cuestiones de vínculos entres sujetos las tomamos porque entendemos que es fuente de aprendizaje. Y para eso hay que incorporar la visión familiar, la historia familiar, y la cuestiones sociales particulares. Tan periódicamente como podamos, hacemos reuniones de madres y padres para tratar problemáticas que resulten de interés. Eso es muy importante, porque a diferencia de lo que pasa en las reuniones de padres de las escuelas, acá hablan de sus cosas. Y aunque parece que hay cosas que no tienen nada que ver con lo que le pasa al chico, la experiencia nos demuestra que están muy relacionadas con eso. Es decir; hilvanamos esas cuestiones para ir trabajando y después presentamos los informes a las docentes para que lo tengan en cuenta.
—¿Qué significa para el Equipo realizar su trabajo en el marco de una organización como la Cooperativa?
—La Cooperativa es la que sostiene todo este trabajo desde siempre. El apoyo que recibimos es enorme y constante. Siempre a disposición. Para nosotros es un respaldo imprescindible por lo que representa la Cooperativa para Chabás. La comunidad con el tiempo aprendió a comprender y valorar nuestro trabajo, y en eso tiene mucho que ver que la Cooperativa aparece como una referencia. Hoy contamos con padres y madres que traen sus hijos al Equipo porque ellos vinieron cuando eran chicos y tienen un gran recuerdo de esa experiencia y lo hacen con alegría. Acá en Chabás todos saben qué es La Casona y qué es La Huerta y, aunque le sigan llamando “El Gabinete” y no Equipo Interdisciplinario de Apoyo Escolar, lo importante es que junto con la Cooperativa sentimos orgullo de que la gente reconozca el trabajo que realizamos.